Esta ruta, ideada por el CIMA
(Centro de Investigación del Medio Ambiente) fue diseñada por Carlos
García, con quien la realizamos el 15 de agosto de 2013, como
responsable del
Centro de Visitantes de la Piedra en Seco
de La Puente del
Valle, Valderredible (Cantabria). Sus amenas enseñanzas sobre la
flora y la fauna en el recorrido son impagables, recomendables para
todos aquéllos que quieran disfrutar de una ruta interpretativa,
rica desde el punto de vista ecológico, etnográfico e histórico, y
de poder disfrutar de los ecosistemas atlántico y mediterráneo, bien
diferenciados.
Iniciamos
la marcha en Villaescusa de Ebro*1,
donde hay coincidencia de varias rutas señalizadas. Sin
pasar el puente al casco urbano, a la altura del
Fielato*2,
tomamos el
Camino de Villaescusa de Ebro, a veces empedrado, que sube a
la derecha hacia el Páramo de Bricia por un cerrado encinar.
A medida que subimos, abajo vamos viendo el pueblo y el
valle, que a partir de aquí se cierra por ser terreno más calizo, a
diferencia de la zona de Polientes, donde se abre al ser un
terreno más blando asentado en arenisca.
Encontramos un desvío a la izquierda y dos a la derecha
que no tomamos, sino que seguimos rectos hasta llegar a un pastizal,
estando ya más o menos a la mitad de la ascensión. Cruzamos la
pradera*3
al NE, dejándola cuando ésta vuelve a la izquierda, para llegar a un
cruce esencial de nuestra ruta, donde abandonamos la pista que
traíamos. Giramos brusco a la derecha, subiendo unos 250 m. y
estaremos en otro cruce crítico, ya arriba, en el páramo. Aquí hemos
de volver después, pero ahora nos desviamos por senda y algún hito
al Sur en la parte aventurera de la expedición: ‘La caza de
trincheras’ por el bosque laberíntico
del páramo por
el que a buen seguro habrá varios bastiones ocultos.
Aunque se aprecia bien la senda, es fácil desorientarse,
por lo que hemos de tomar de referencia el borde de la cornisa a
donde nos encauzaremos, al Sur primero y luego al SW para
encontrarnos una pared de piedra que nos guía al SE a unas
trincheras
republicanas bien conservadas con troneras*4
de ladrillo. Seguimos el tapial de la fortificación, que va girando
a la izquierda hacia el borde del cortado y nos lleva a un
espectacular parapeto colgado en las paredes del páramo,
precipitándose hacia el cañón, con sus correspondientes vanos
(aspilleras). Se ve a través de ellos el valle y la carretera que
dejamos antes abajo, y arriba a la izquierda el paraje de la
población de Turzo y los parques eólicos de Burgos.
Volvemos por el muro por donde hemos venido para retomar
la senda que tomamos hasta el cruce crítico al que aludíamos antes.
Aquí continuamos al norte, de frente por pista, en busca del
cercado separación de los pastos de Cantabria y Burgos que queda a la
derecha. En apenas 500 m. tenemos otra trinchera a la
izquierda, al lado de la pista, en un encinar butanero*5,
pero hay que fijarse bien para no pasárnosla.
Encontramos dos desvíos a la izquierda que no seguimos,
y en el segundo empezamos a bajar a la derecha, NE, hasta la
alambrada que seguimos unos 300 m. a la izquierda para encontrar un
paso a modo de portillera que nos mete por un camino a la provincia
de Burgos.
Bajamos suave por un
encinar cubierto de líquenes,
dando vista ya a los Chozos de Estilla, nuestro siguiente
objetivo.
Abajo, en el cruce de los barrancos de Valdecarril y
Valdelaguna, nos encontramos el primer redil. Seguiremos a la
izquierda, por la ladera de esta última vaguada, paralelos al
Camino de Montecoza que pasa por otros extensos
apriscos, que eran cuidados por los Veceros
*6.
De frente apreciamos la carretera Burgos-Santander por el Escudo y
los chozos a los que nos dirigimos campo a través, pasando antes por
otro interesante aprisco cuya chabola forma parte de la pared del
redil.*7
Cruzamos
la barranquera y en unos metros damos con
el Camino de Orbaneja del Catillo-Camino de Espinosa de Bricia
(a 6 km. por el páramo) que nos lleva en 250
m. a los Chozos de Estilla o los Chozos de la Laguna
*8
.
Seguimos hacia el cantil encima del pueblo, encontrándonos un chozo
cuando la pista baja a la derecha por suelo de piedra a modo de
calzada. Mientras, tenemos de frente, al otro lado del río, el
Páramo de la Lora, con las espectaculares y caprichosas figuras en
los desplomes de roca caliza del farallón, que han ido recibiendo
varios topónimos con el paso del tiempo como: El Castillo, Las
Muelas, La Muela, El Beso de los camellos, el Gallo, Mapa de África,
Los Reyes Católicos,... todo lo que uno quiera ver en estas siluetas
y que son reclamo de todas las cámaras fotográficas.
Entramos en Orbaneja dejando la senda que sube de
frente, al otro lado del páramo*9,
y doblamos a la derecha para llegar a la plaza donde está la
Cueva del Agua, que si podemos, conviene visitar.
Buscamos la bajada hacia la carretera por las escaleras
al lado del arroyo y antiguo molino-central eléctrica. Al llegar a
la carretera, donde tenemos el espectacular salto de las cascadas
que emanan de la Cueva del Agua, giramos a la derecha unos metros
hasta, a la altura de ‘Los Camellos besándose’, encontrar un
desvío a la izquierda que nos indica GR 99 y 6,3 km. a Villasescusa.
Bajamos a unas mesas y puente que cruzamos siguiendo
ahora el Ebro por su margen derecha, en un sombrío y cómodo paseo
por la garganta, bajo los roquedos de las paredes verticales del
paraje de Castillo que nos llevarán a tierras cántabras de nuevo.
Un km. después del puente nos encontramos a la izquierda
el desvío a Sargentes. Seguimos siempre por la ribera río
arriba, disfrutando de la rica vegetación y tratando de visualizar
en qué pared está el parapeto al que subimos antes...
Pasamos un regato y llegamos a la central eléctrica del
Tobazo (ya inactiva). Poco más de 100 metros y llegaremos otro
arroyo y puente donde dejando la pista, subimos por una senda que
sale a la izquierda al lado de un vallado que nos lleva en otros
escasos 200 m a la cascada de Tobazo.*10
Después de admirarla, espectacular en invierno y
tiempo de lluvias, bajamos de nuevo y nos desviamos por una pista a
la izquierda que nos lleva en 1300 m a Villasecusa de Ebro.
Otra posibilidad, completando la actividad
de casi otra hora de duración, sería
ascender por un inclinado
sendero a la surgencia cárstica
y las tres cuevas artificiales aprovechadas de su formación natural,
siendo la central la cueva eremítica de la Alta Edad Media (s. XIII-X).
Las vistas desde aquí de la Lora y Valderredeible son fabulosas.
(Ver ruta: "Cascadas
y Ermita rupestre del Tobazo")
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FAUNA: Podemos ver alguna nutria, alondras, jabalís y lobos. En el páramo
tendremos compañía de buitres y algún alimoche que vienen de las
buitreras que tienen en las paredes del acantilado.
- FLORA:
Por el páramo tenemos encinas, robles, algún enebro. Llama la
atención la presencia por todos los sitios del elóboro,
también llamado “Garbanzillo del diablo”, “Hierba de ballesteros”,
“Eléboro fétido”, o “Marihuana de los tontos” por su toxicidad: Es
una hierba perenne que puede alcanzar los 80 cm.
de altura y un metro de ancho y hojas brillantes.
- Abajo del barranco tenemos el típico bosque de ribera y bosque de
transición mediterráneo-atlántico, como el arce, quejigos, encinas,
chopos y avellanos..., incluso hayas (reconocibles por tener sus
ramas paralelas al suelo) y el cardio-regulador majuelo que crece en
este sotobosque de ribera del Ebro.
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NOTAS:
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*1
Villaescusa de Ebro:
Pueblo de Cantabria que pertenece al municipio de Valderredible.
“Escusa” significa “escondido” - De ahí viene el nombre-.
Valderredible es el municipio más meridional de
Cantabria. Limita con las provincias de Burgos y de Palencia. Está
situado en la comarca de Campoo-Los Valles y por él discurre el río
Ebro. Consta con 52 localidades
Todo dependía del río, hasta el nombre: Valderredible (Valle
del Ebro) era un valle muy rico. Ahora apenas tiene mil
habitantes y llegó a tener diez mil.
*2
Fielato:
casetas de cobro de impuestos municipales sobre el tráfico de
mercancías, ya que Valderredible, Cantabria, es comarca
fronteriza Castilla y León (por Burgos y Palencia).
A su lado se
encuentra el aparcamiento de los visitantes para que no entren con
los vehículos al pueblo.
*3
Esta pradera tiene forma de herradura, meandro formado
por la erosión del Ebro en su paso por aquí, bien apreciable en
Google Earth.
Por la formación de montones de piedras se cree que aquí nos
encontramos ante un despoblado de casetas para refugio de ganaderos
(Los chozos están dispersos por los peores sitios, ya que lo que se
hacía era dejar lo mejor para la siembra y pasto de los animales.).
*4 Tronera: (aspillera, arquera, saetera, lancera o ballestera) hueco estrecho en
el costado del muro para asomar por él las armas de fuego y disparar
con protección.
*5 Monte butanero: Desde siempre, y acentuado en la posguerra, la
gente ha necesitado combustible para cocinar, calentarse, etc. por
lo que se iba al monte a por leña, deforestando, en muchos casos
totalmente, las zonas que rodeaban los pueblos. Es a partir de la
comercialización del butano como nuevo combustible para los hogares
que el monte comenzó a regenerarse. De ahí le viene el nombre de
"montes butaneros".
*6 Los Veceros eran vecinos que por veces, por turnos rotatorios
hasta completar el vecindario, les tocaba la tarea de cuidar del
ganado y las eras de los demás habitantes de Orbaneja por la noche.
*7 Este redil es una buena muestra de la construcción de piedra
seca, gran cerramiento de piedra para cientos de ovejas con un chozo
para el pastor encajado en uno de sus vértices.
*8
Los habitantes de Orbaneja vivían del páramo, ya que el núcleo es una
empinada terraza del Cañón del Ebro, impracticable para la ganadería
y cultivo. Así es que buscaron arriba, en el páramo, su trillar
donde organizaron un casar (Caserío o conjunto de casas
que no llegan a formar pueblo).
Chozos de Estilla: Mientras que los ganaderos se resguardaban en
los refugios de los rediles que hemos visto antes, los agricultores
lo hacían en este agrupamiento en una gran era de unas
treinta y ocho cabañas (contando las ruinosas) equidistantes entre
ellas. Cada vecino tenía su chozo (algunos son ‘adosados’) y su
correspondiente parcela. No se quedaban a vivir aquí, sino que
bajaban al pueblo. Eran refugios para protegerse del calor y del
frío y también para guardar las herramientas.
A la vez que quitaban las piedras de la pradera para el
cultivo las iban apilando para hacerse los chozos, unos de planta
cuadrada y otros circular, con el suelo ligeramente rebajado dentro.
No se utilizaba tipo alguno de mortero (argamasa, cemento, cal,
etc.). La bóveda se compone de rocas colocadas en forma de corona
piramidal por aproximación de hileras de piedras, que cierra
concéntricamente la pared hasta unirse en la cumbre donde una laja
mayor cierra el techo.
Cultivaban plantas de temporada como garbanzos y
lentejas. Sobre todo ésta última, por eso se llamaban “lentejeros”
a los de Orbaneja (Aunque también les llaman “gorgojos”, como dice
la cantinela de Sédano: "Gorgojos son los de Orbaneja...", por eso
de los bichitos que atacan a esta legumbre).
El caserío de la Estilla se llama también los Chozos
de la Laguna. Hay otro apenas 1 km. al Este cercano a la
carretera: los Chozos del Para con otra treintena de chozas.
*9 Variante de la etapa 5 (Orbaneja del Castillo a Pesquera de Ebro) del
GR 99 “Camino Natural del Ebro”: el camino sube en dirección norte,
para seguir hacia Los Chozos del Para, atravesando la carretera
hacia Turzo.
*10
La toba calcárea es una roca caliza muy porosa. |