La Torre
de los Horcados Rojos y sobre todo su collado (2344 m) -mirador de
excepción del Urriellu-, es uno de los lugares más frecuentados de
los Picos de Europa dada la cómoda y fácil aproximación a este
paraje desde el Cable a través del teleférico de Fuente Dé, lo que
hace que no sea necesario ser asiduos montañeros para su visita.
También hay mucho tránsito de escaladores para la práctica de su
deporte en las abundantes vías existentes en sus paredes.
Su situación permite observar una estupenda panorámica:
- Apreciamos al sur, allá a lo lejos, la silueta de
gran parte de la Montaña Palentina. Más cerca de izda a derecha
resaltamos el Pico San Carlos, Torre del Hoyo Osuro y el Madejuno.
Bajo nosotros: Cabaña Verónica.
- Al norte, en días claros, vemos el mar Cantábrico y la
Sierra de Cuera con su Turbina. En nuestro entorno tenemos una
bonita postal de bastantes cumbres del Macizo Central, destacando
por lo inmediato, el afamado Picu Urriellu (Naranjo de Bulnes),
además de la llamativa depresión del Jou de los Boches, debajo
nuestro.
Comenzamos a caminar en El Cable (1834 m), estación superior
del teleférico de Fuente Dé. Tomamos la muy transitada pista
hasta la Horcadina de Covarrobles (1925 m), cruce a la
derecha que sube de los Puertos de Áliva. Nosotros vamos por la
bifurcación a la izquierda para bordear la cara oeste de Peña
Olvidada hasta llegar a La Vueltona (1960 m), curva bajo
las pedreras de Peña Vieja.
Alcanzada la Vueltona la senda se divide: por el
sur y más tarde al oeste, prosigue hacia las Minas de Altaiz (acceso
al Pico de San Carlos, Torre del Hoyo Oscuro y Madejuno).
Nosotros sin embargo seguimos al NW, por un camino pedregoso.
La subida, primero suave, se agudiza zigzagueante entre
bloques calizos hasta situarse bajo las paredes de la Aguja
Bustamante. Aquí, un nuevo desvío sale a la derecha que no
tomamos, al Collado la Canalona (acceso a Peña Vieja, Picos de
Santana y Naranjo de Bulnes por la Collada Bonita). Vamos de
frente por el sendero que pasa bajo la vertiente sur de los
Horcados Rojos, que llevamos tiempo viendo, hasta encontrarnos
con otra bifurcación que a la derecha va al collado de esta torre y
a la izquierda a Cabaña Verónica (2325 m),
iglú plateado visible desde bastante lejos, construido con la cúpula
de las baterías antiaéreas del Portaviones Palau.
No vamos en esta
ocasión al refugio, sino que continuamos de frente hasta llegar al
Collado de los Horcados Rojos (2344 m) donde podemos
contemplar el Naranjo de Bulnes (2519 m) y si queremos,
ascender cómodamente a la cumbre de la Torre de los Horcados
Rojos (2503 m).
En el collado, asomándonos más al norte, tenemos un ‘cable’
de acero asegurado al roquedo para bajar o subir más holgados del
Jou de Boches, acceso hacia el refugio del Urriellu.
Subida a la cumbre de Horcados Rojos: El
recorrido está bien pisado, por lo que no hay lugar a desviarse.
Desde el collado cogeremos la empinada pero asequible senda que sube
la ancha ladera. Unos metros antes de la cumbre nos presentamos en
un corto paso aéreo por la arista donde tenemos una repisa para
poner los pies, pudiéndonos agarrar bien con las manos. Después, en
la cima, es más espacioso y llano.
Descenso: bajamos por donde hemos venido de nuevo
al Collado de Horcados Rojos, ventana donde nos despedimos
del Naranjo de Bulnes (al que una turista que por allí andaba
despistada le identificó como “El Espigüete”). El descenso será
siempre por senda, primero al sur y luego al sureste, pasando cerca
del refugio de Cabaña Verónica y llegando de nuevo al cruce con el
camino que a nuestra izquierda sube al collado de la Canalona y de
frente, se dirige a La Vueltona.
Podemos dirigirnos hacia el Cable (1847 m) o si aún nos
quedan fuerzas, descender por la Canal de la Jenduda.
DESCENSO POR LA CANAL DE LA JENDUDA:
Pasamos
La Vueltona y a escasos 800 m. bajamos a nuestra derecha,
siguiendo un viejo camino minero, a la altura de Peña Olvidada,
hacia los Hoyos de Lloroza. Atravesamos una verde pradera que
lleva a nuestra izquierda a la boca y embudo de la Canal de la
Jenduda (1850 m).
Esta canal es espectacular no sólo porque acumula un
desnivel de casi 900 m de bajada, sino también por las verticales
paredes que la protegen. El descenso es vertiginoso por un
descompuesto sendero, teniendo que destrepar en ocasiones ayudado
por alguna cuerda instalada a tal efecto. Hay que pisar con cuidado
para evitar que las piedras caigan donde no queremos. Dejamos a
nuestra derecha el camino que sube hacia la Vega de Liordes por los
Tornos del mismo |